TreintyTantos y Ni 1 Pelo de Tonto también despuntaron en la noche rockera y Cristina Ramos sorprendió el sábado con su idílica voz
TreintyTantos abrió la noche de Sunset Canarias vivida el viernes en Costa Teguise marcando el ritmo y levantando a un público enardecido desde poco después de las 21 horas con las mejores versiones de los 80 y 90 que pasaron desde ‘No te pido La Luna’ hasta la mismísima ‘Puerta de Alcalá’ por los filtros de guitarras, bajos y baterías.
Los amantes de la música congregados en Playa Bastián se resistieron a dejarles marchar, únicamente convencidos por la promesa que se tornó en realidad al borde de las once de la noche en forma de “irreductibles celtas” y al son de ‘No Nos Podrán Parar’, porque llegaba el turno de la banda vallisoletana que tras casi 40 años sobre los escenarios sigue imparable: Celtas Cortos.
Con ellos, Costa Teguise revivió el mítico ‘20 de abril’ y se llenó de un ‘Silencio’ atronador, con sabor de guitarras, violines, flautas y gaita, que no tardó en decir aquello de ‘Tranquilo Majete’ coreado al unísono por una masa que cantó a gritos ‘Retales de una Vida’, convencida de que ‘Hay que Volver’ a disfrutar siempre con una banda que promete no pasar nunca de moda.
Pasaba la media noche cuando los tinerfeños Ni 1 Pelo de Tonto tomaban el poder para hipnotizar a ‘La Noche’ con ‘La Melodía del Ayer’ y sin quejarse «ni un pelo» de ‘Qué Malito Estoy’. La madrugada se vestía así de atardecer musical en la edición Sunset Teguise, que regresó en la noche del sábado con la idílica voz de Cristina Ramos.
La artista canaria volvió a dejar boquiabierto al público con la impresionante magnitud de su voz en su penúltimo concierto de la Gira Sunset Canarias en Costa Teguise. Desde sus versiones hechas propias de himnos tan reconocibles como ‘Show Must Go On’ o ‘It’s Raining Men’ hasta los temas que ya están inundando las emisoras salidos de su recién estrenado álbum, como el single ‘Superstar‘ o ‘Gotas de Lluvia‘, la noche fue un alarde de la enorme amplitud vocal de esta artista que tan pronto se coloca en los graves de una auténtica barítono, como nos pone los pelos de punta y está a punto de romper todos los cristales con sus agudos únicamente al alcance de las más expertas sopranos.