Oswaldo Betancort se reunió con los representantes de la empresa Sustratal, que retomará la reforma de la fortaleza tras solucionar el problema de abastecimiento de material
A finales de este mes de enero se prevé que arranque de nuevo uno de los proyectos de recuperación patrimonial más importantes de Lanzarote: la restauración del Castillo de Santa Bárbara, situado en la montaña de Guanapay de la Villa Teguise.
El alcalde de Teguise, Oswaldo Betancort, visitó este jueves las obras de rehabilitación que lleva a cabo la empresa Sustratal SL, especializada en monumentos históricos artísticos, y cuyos técnicos han asegurado al primer edil que en dos semanas llegará el material pendiente para poder continuar con los trabajos de rehabilitación de fachadas exteriores, estructuras portantes de sillería y bases de la muralla y entorno, entre otras cuestiones como la iluminación ornamental.
“Estamos deseando ver cómo se hace realidad la recuperación y puesta a punto de uno de los elementos históricos más significativos de Canarias tras este paréntesis provocado por causas ajenas a nuestra voluntad”, celebró Betancort, que recordó que “este proyecto de rehabilitación cuenta con una inversión de 1,5 millones de euros que Teguise peleó para poder conservar parte de su rico patrimonio, en este caso, un castillo que ocupa un espacio notable en la historia de Canarias y en la propia configuración de la ciudad de Teguise, por su ubicación, además de ser una seña de identidad permanente, visible desde casi la totalidad de la Isla de Lanzarote”.
Alzado a partir de un antiguo torreón construido a comienzo del siglo XIV por Lancelotto Malocello, el Castillo de Santa Bárbara es, desde 2011, un museo sobre la piratería de Canarias, puesto que la historia de este edificio venía marcada por las sucesivas invasiones de piratas y corsarios.
Su actual aspecto data de unas obras que se terminaron en el año 1596, después de que el capitán Gaspar de Salcedo añadiera los dos cúbelos que completan la planta romboidal del refugio; y de que Leonardo Torriano cursara una visita oficial al recinto, proponiendo algunas mejoras. Durante el siglo XIX, esta vieja fortaleza estuvo completamente abandonada y utilizada como palomar militar hasta 1899. En 1991 se convirtió en un emotivo museo dedicado a la emigración canaria hacia América hasta que se proyectó el Museo de la Piratería desde hace ya 10 años.