La Villa de Teguise dedica una calle a Joseph Mann, que restauró el órgano de la Iglesia de Nuestra Señora de Guadalupe entre otras acciones solidarias.

El 6 de febrero de 1909, la Iglesia de Nuestra Señora de Guadalupe sufrió un terrible incendio, su techumbre, retablos e imágenes y todo lo que se encontraba en su interior fue completamente destruido. Entre lo que contenía de valor, fue pasto de las llamas el órgano antiguo que se encontraba en el coro. Un órgano original de construcción anterior a 1753, que según el Obispo Fray Valentín de Moran, era uno de los mejores de Canarias.

Unos años más tarde, concretamente el 15 de junio de 1915, el maestro de obras Juan Martín Armas colocó un órgano nuevo, que en realidad era uno muy antiguo que regaló el Obispo a la Parroquia de Teguise, procedente de la ciudad de Gáldar y que permaneció en silencio durante 75 años, hasta que Joseph Mann realizó su última restauración, a partir de la solicitud que le hicieron en 1990 la Directora del Archivo Histórico, María Dolores Rodríguez Armas, y el Cronista Oficial de Teguise, Francisco Hernández Delgado.

Las obras del órgano duraron más de siete años durante los cuales Joseph Mann organizó conciertos en su propia casa con el objeto de recaudar los fondos necesarios para la restauración, donando tubos de su propiedad y aportando su trabajo personal, e incluso llevando la dirección de las últimas obras desde su lecho, cuando se encontraba gravemente enfermo.

Finalmente, poco después de su muerte (1997) y con el concurso del Ayuntamiento de Teguise, del Cabildo de Lanzarote y de su esposa Bárbara Mann, que se encargó de traer especialistas desde Inglaterra pudo culminarse tan magna obra.

En agradecimiento a la generosidad y entrega del señor Mann, y a su decisiva contribución a la restauración del órgano de la Iglesia de Nuestra Señora de Guadalupe, el Ayuntamiento de Teguise ha homenajeado su figura a través de la instalación de una placa con su nombre en la calle situada junto a la Iglesia de la Villa.

«Por su contribución altruista y grandes virtudes personales la calle que existe junto a la torre campanario de la Iglesia de Nuestra Señora de Guadalupe, lleva el nombre de tan ilustre personaje», declaró Francisco Hernández como Cronista Oficial, en un acto que contó con la presencia de la viuda de Joseph Mann, Bárbara Kelly, que leyó unas conmovedoras palabras en su recuerdo, al reconocer que «su marido jamás se imaginó que recibiría tal reconocimiento por parte de Teguise».

El alcalde de Teguise, Oswaldo Betancort, le agradeció su presencia en este acto de descubrimiento de la nueva placa, al que le siguió una visita a la Iglesia con un concierto de órgano a cargo del Director del Conservatorio de Música de Lanzarote, Javier Díaz.

«Ha sido una magnífica ocasión para mostrar el emblemático paraje patrimonial que es el casco histórico de Teguise, al que seguiremos llevando el enorme legado histórico del pueblo de Teguise, para que se transmita y se preserve de la forma y con el cuidado de que se merece», declaró Betancort.

Por su parte, la concejal de Cultura, Olivia Duque, agradeció al área de Archivo y Patrimonio «la gran labor que realizan para conservar viva la historia de Teguise, tanto en sus calles como en cada uno de los trabajos que se emprenden desde el departamento».

Biografía de Joseph Mann

Joseph Mann nació en Otley (Yorkshire-Inglaterra), el 5 de febrero de 1922 y falleció en Lanzarote el 10 de abril de 1997. Fue profesor de Ingeniería en las Universidades de Leeds y Nottingham, escribió dos libros relacionados con sus estudios, además fue un magnífico organista y maestro de coros en varias iglesias anglicanas.

Estuvo muy vinculado a Lanzarote, pues residió en la isla desde septiembre de 1984, poco después de su jubilación. Restauró personalmente los órganos de San Bartolomé, el de Haría, donó uno a la Iglesia de Playa Blanca y restauró el de la Iglesia de Nuestra Señora de Guadalupe de la Villa de Teguise. Además, cedió un clavecín a un grupo musical de Lanzarote con la condición de que si no continuaban con esta labor, dicho instrumento debería pasar a Teguise.

Su labor humanitaria no se limitó a lo anterior y junto con su esposa Bárbara llevó una activa vida social en la isla de Lanzarote realizando otras labores con alto contenido altruista: visitando a enfermos extranjeros y haciendo de traductor para dichas personas y realizando conciertos en su casa con el objetivo de recaudar fondos para distintas obras sociales.

Don Joseph Mann, fue ejemplo para todos los que le conocieron de hombre generoso e íntegro. Su recuerdo permanecerá para todos los habitantes de Lanzarote y especialmente de la Villa de Teguise, como un gran benefactor. Por su expreso deseo, descansa en paz en el cementerio de esta localidad.